sábado, 24 de julio de 2010

October Falls - A Collapse of Faith


Aún no es tiempo de dejarse seducir por los desolados y melancólicos vientos de octubre, pero ya no podía esperar más para reseñar el tercer tomo del culto a la naturaleza. Un poema a la tierra, a los bosques y a los ríos; un destello de black metal con dosis letales de acústicas que te transmiten ese efecto de sublime ensimismamiento entre sombras y tinieblas. Y es que inspira precisamente a eso, a contemplar un atardecer grisáceo en el bosque del olvido y la desesperanza, como sugiere esa magnífica portada en la que se ha inspirado el banner del blog.

En un principio el álbum iba a constar de una sóla canción con duración cercana a la hora, pero a último momento decidió editarse y quedaron 3 temas con poco más de cuarenta minutos de largo total.
Pues nada, han sido dos años los que han pasado tras el aclamado 'The Womb of Primordial Nature' y Mikko Lehto sabe que lo que bien se ha hecho, bien debe seguirse haciendo, por eso los cerebros detrás de este álbum siguen siendo los mismos que en 2008, con algunos retoques de sonido y novedades instrumentísticas que me gustaría comentar.

Se ha trabajado con énfasis en la atmósfera béllamente minimalista, con pinceladas en plan doomster muy por la onda de Agalloch, Skagos o Empyrium aunque sin postponer demasiado la voz. De hecho esa voz oscura te seguirá envolviendo en los terribles secretos licántropos ocultos durante siglos, pero la novedad es ese rugido gutural hecho con la rabia propia de una deidad animal abominable y digna de venerar.
El esquema de guitarras aún lo considero el toque personal del grupo, riffs muy fuertes y nutridos que evocan una gran atmósfera sin abandonar la melodía; impredecibles y abrumadores como las estrellas del firmamento. Pero si de novedad hablamos, que decir del tremendo detallazo que se mandaron con ese piano al final del segundo tema... para morirse de soledad a manos de la fría brisa del alba.

Y esto es 'A Collapse of Faith', un disco hecho para el invierno, ideal para noches como esta, cuando el viento del norte baja danzando silencioso y las guitarras acústicas yacen en el fondo mientras observas las gotas de lluvia deslizarse por tu ventana.









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